¿De qué va mi historia?

Esto va de agradecimiento, esperanza, compromiso y un poco más, ya lo entenderás, primero lo primero.

Provengo de una familia de escasos recursos económicos, pero siempre hemos tenido algo que nadie nos pudo quitar, la esperanza.

Recuerdo con mucha felicidad mi niñez, los amigos, los juegos, el colegio, nunca faltó nada en casa, tampoco sobró. 

Soy de Cali – Colombia y si algo me enorgullece de mi ciudad, es la calidez de su gente, sin embargo, no podemos desconocer los profundos problemas sociales que ha tenido.

Crecí en el Distrito de Aguablanca, uno de los sectores más discriminados y estigmatizados de la ciudad y del país.

Viví en dos barrios de este sector que por aquel entonces eran barrios muy peligrosos, algunos amigos con los que crecí, ya no están, vi de todo un poco, ahí aprendí el valor de la familia, de la amistad y la importancia a decir “No” y sobre todo, la importancia de no “negociar” mis principios solo por encajar.

Fui criado por mi abuela a la que llamo mamá o madre, ella tuvo cuatro hijos incluyendo a mi padre como hijo mayor, como madre soltera ‘levantó’ 4 hijos ella sola con el sudor de su frente, siempre trabajó en labores de aseo, como aseadora sacó adelante a su familia.

Por eso, cada que veo una aseadora, me recuerda a mi madre. Hoy en día, desde una mejor posición económica, valoro y aprecio a estas personas, mi madre, fue una de ellas.

Estudió solo hasta segundo de primaria, pero esto no fue impedimento para ser buena con los números y para sacar adelante a sus hijos.

Años después tuvo la oportunidad de incorporarse a una empresa y a partir de ahí, poco a poco, fue mejorando la situación económica del hogar, no ganaba mucho como aseadora en aquella empresa, pero al contar con un empleo estable, le permitió mejorar la situación de sus hijos.

Pasaron los años, sus hijos se hicieron adultos, su hijo mayor tiene su primer hijo, ese soy yo, es decir, yo soy su primer nieto, ella siempre se hizo cargo de mí en todo y todo es todo, fue padre y madre para mí, por eso le digo mamá o mejor ‘amá’.

Cada que mencione “mamá” en estas líneas, es ella, mi abuela, mi madre.

 

La empresa en que trabajaba mi mamá apoyó mis estudios de niño con útiles escolares cada inicio de año, yo esperaba con muchas ansias el inicio de cada año escolar porque mi mamá llegaba con el paquete de cuadernos nuevos que enviaba la empresa, todavía recuerdo el olor a nuevo de los cuadernos y mi felicidad, siempre los comenzaba a marcar con mi nombre tratando de escribir con letra bien bonita, tocaba y olía cada cuaderno, una y otra vez.

Desde niño quise mucho esta empresa, no tanto por los cuadernos, si no por lo bien que trataban a mi madre y de la forma que la ayudaban a ella. Por Dios, ella y por su trabajo, nunca hizo falta nada en casa.

De niño visité la empresa muchas veces, ya me conocian los jefes de mamá, siempre tenían una sonrisa para mí, vi como ella trabajaba de duro, pero también vi como la apreciaban y respetaban.

Uno de mis sueños de niño, era trabajar en esa misma empresa, pero como decía mi madre, “Primero quiero que estudie y vaya a la universidad”.

Siempre se preocupó para que yo estudiara, cuando me llevaba a la empresa, me presentaba personas que trabajan en la parte administrativa, en oficinas, quería que yo me imaginara en un trabajo así como ellos y no en un trabajo fisicamente exigente como el de ella, siempre me decía “Uno vale por lo que sabe, así que estudie, lo demás va llegando”, crecí escuchando esta frase, esa es una de las razones por la cual creo en la educación como una herramienta para mejorar los pueblos.

 

Tiempo después, cuando ya me encontraba en la universidad, al final de mi carrera de  Ingeniería de Sistemas, en los dos últimos semestres la misma empresa me ayudó económicamente con un porcentaje importante en el pago de la matrícula y justo en ese momento es cuando pude comprar mi primer computador. 

Casi toda la carrera la hice sin computador propio, teniendo en cuenta que, en mi carrera, es indispensable contar con uno, pero me las arreglaba para cumplir, no me quejaba, solo trabajaba, eso lo aprendí de mamá. 

Durante la semana, llegaba temprano a la universidad y el poco tiempo que tenía, lo aprovechaba en las salas de sistemas y los fines de semana, me quedaba hasta la noche en la universidad, incluso los domingos.

Quedarse en la universidad los sábados y domingos hasta la noche no era permitido, pero los mismos guardas de seguridad de la universidad fueron mis aliados para permitir esto, aprecio mucho ese gremio.

Esto me enseñó que, si tienes determinación por conseguir algo, debes comenzar y no detenerte, las personas que te ayudarán, en el camino aparecen.

Por eso siento agradecimiento por muchas personas y por la empresa en que trabajó mi madre, ya está pensionada y disfruta viajando constantemente con sus amigas.

 

Pienso que, si ayudo a las empresas a crecer con lo que hago, crecen también sus empleados y sus familias, así como la empresa en que trabajó mi madre, la ayudó a ella, a nuestra familia y a mí, las empresas a las que ayude pueden hacer lo mismo. con sus empleados.

Cuando veo una empresa, no veo un negocio, veo muchas familias.


Nunca imaginé estudiar lo que estudié, esto es otra historia, pero si volviera a nacer, lo estudiaría de nuevo, soy un convencido que Dios tiene un camino para cada uno, solo es recorrerlo porque él ya lo preparó, yo estoy caminando por el mío.

Por eso hago lo que hago, por eso ayudo a las empresas con mis servicios y productos, por eso capacito personal para las empresas y no los capacito para que solo sean buenos en lo que aprenden conmigo, o solo para que aumenten su salario, lo hago porque son piezas fundamentales en la relación de empresa, empleado y familia, de cada uno depende aportar, todos aportamos, todos crecemos, sencillo.

Enseñar y crear soluciones automatizadas no me apasiona, simplemente me deleita, me produce libertad, por eso lo hago y este es mi trabajo.

Y parte de mi trabajo, es entregar la información lo más “digerible” posible para que se comprenda y se aplique, esa es la razón por la cual en mis formaciones y automatizaciones implemento mi Método 3E®, el cual es sencillo aprenderlo y aplicarlo y se compone de las fases de Examinar, Ejecutar y Escalar.

Creo firmemente en la educación, como siempre lo creyó mamá y si está a mi alcance ayudar con algo, no dudaré en hacerlo, por ejemplo, para las personas que quieren aprender Exc3el hay un kit de aprendizaje al cual doy acceso gratis, es mi aporte inicial.

El kit gratuito que he preparado se compone de 6 recursos o formaciones de Exc3el a las cuales puedes acceder haciendo click en el siguiente botón:

Esta es mi historia, este es mi viaje y valoro mucho por todo lo que he pasado y todo lo aprendido, cada que se comienza un aprendizaje, también se comienza una nueva historia, por eso he preparado el material de aprendizaje tanto para el que comienza, como para el que quiere mejorar, a través del botón de arriba puedes acceder.

Un abrazo virtual.

Ing. Alfonso Lenis
El Automatizador

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